Las vacaciones para algunas personas no suelen ser sinónimo de placer, tranquilidad, descanso y alegría. Paradójicamente suelen ser motivo de estrés, ansiedad, angustia y a pesar de estar acompañados, soledad. El cambio de ritmo, la falta de horarios y de actividades que suele establecer el trabajo, mucho más tiempo pasado con la familia, los hijos, las parejas, ponen al descubierto conflictos que permanecían ocultos o reprimidos, pero que afloran al incrementarse la convivencia. Un gran número de separaciones acontecen después de las vacaciones, pero ¿porqué llegar a ese extremo si es posible solucionarlo y disfrutar?. Toma decisiones, haz los cambios que necesites, aprende a comunicarte y a expresar lo que deseas, descubre los aspectos inconscientes que están en juego en tus relaciones, en tus ideas acerca de la familia, el tiempo libre, las vacaciones, el trabajo. Todo el año esperando a que lleguen y cuando llegan no puedes con ellas. Solicita una cita, te ayudaremos.
Susana L.
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